No
somos muy distintos de las bacterias, que también pueblan lo que
pueden. Las bacterias llevan inscrito en su libro de intrucciones
bioquímicas el mandato primordial del Dios de Génesis. Hasta en
Marte, ese mundo hostil y desmesurado, podría haber bacterias. Será
difícil saberlo porque el Curiosity, la nave terrestre que se ha posado en la roja superficie del planeta rojo, no lleva
instrumentos para detectar vida, de modo que no podrá recoger
evidencias directas a favor o en contra de la hipótesis de la vida
marciana. En cuanto a la población o repoblación de Marte,
sería mucho más fácil para algunas bacterias terrestres que para
nosotros, los seres humanos, que somos más exigentes en cuanto a las
condiciones que necesitamos para vivir.
En
nuestra forma de adaptarnos al medio y de adaptarlo a nosotros,
hemos creado la vida rural y la vida urbana, el paraiso, urbano o
rural, y el infierno, que es principalmente urbano pero también
campesino. Una vez creado y poblado nuestro mundo sería bueno
pensarlo. Una vez que la historia ha rodado y moldeado el mundo y la
Tierra está poblada hasta la saturación, debería llegar el tiempo
de la conciencia, pero casi todo en este mundo sigue guiado por
procesos inconscientes. Si no fuera así, pensaríamos las ciudades
para que se parezcan más a la Naturaleza y funcionen como ella, se
autoabastezcan y autorregulen, y pensaríamos también cómo inventar
un modelo de vida en el campo liberada de sus raíces en el mundo
feudal.
En
la historia del Génesis, nuestro origen es el origen del
conocimiento y del precio pagado por él. ¿Somos la criatura que
conoce y se conoce o nos creemos más conscientes y conocedores de lo
que somos? El conocimiento vive ahora también fuera de nosotros,
guardado, organizado, el hileras, en filas, en páginas, en archivos,
en memorias, esperando a que lo tomen. El conocimiento puede redimir
el campo de sus plagas tradicionales y refundar el mundo rural
abandonado. Puede viajar y mezclarse y seleccionarse. Hacer que el
campo se parezca más a la ciudad y la ciudad más al campo. Hacer
más habitable el mundo. Pero es sólo una posibilidad, en esta era
llamada del conocimiento. Podría suceder que todo él quedara al fin
fuera de nosotros, guardado, almacenado, inconsciente, inoperante,
muerto.