Es 11 de marzo y el año ya empieza a correr hacia el 11 de
septiembre. Pasa y gira el año. No es el mismo cada vez que pasa
pero pasa por todos los aniversarios y las celebraciones y los días
dedicados y los recuerdos instituidos y las fechas históricas. Hay
muchas cosas que recordar. Muchas cosas en que pensar. No basta un
día para cada cosa: se acumulan los santos, las campañas, los
recordatorios y los muertos. Mejor no recordar cómo se ha celebrado
el Día de la Mujer en Ponferrada este 8 de marzo, aunque será
difícil que lo olvidemos. El calendario es religioso y laico,
luctuoso y celebratorio, burlesco y trágico. Gira como la confusión,
como las espirales que son galaxias, como los torbellinos.
El
11 de marzo es, desde hace dos años, el día de acordarse de lo
que pasó en Fukushima, y desde hace nueve, el de escuchar a las
víctimas del atentado de los trenes de Madrid. Es más difícil
escuchar a los 191 muertos que a los más de 2.500 afectados a los
que les cambió la vida para arruinarsela de golpe o progresivamente,
en parte o del todo. Aunque existen formas de escuchar a los muertos,
y no precisamente a través del espiritismo. Pues dejan recuerdos,
testimonios, papeles, fotografías, testamentos, cuentas bancarias y
cuentas de Facebook. Dejan supervivientes, herencias, rencillas, deudas. Los
muertos dejan su huella, más pequeña o más grande. Incluso los hay
que no dejan huella, ninguna, nada de nada, pero eso es más raro. La
huella de los muertos también la va borrando el tiempo.
Manuel
Vilas, el escritor, tiene la manía de comunicarse con el más allá
en unos textos delirantes y lúcidos. A veces habla con Dios. Ahora
ha empezado a hablar con el comandante Chávez, como él dice, y
aunque tienen muy buen rollo y Chávez le ha nombrado teniente
bolivariano, él se ha permitido reprocharle al caudillo difunto que
no hubiera sabido despedirse. En fin, cuantos más muertos se van
añadiendo al territorio del recuerdo más interlocutores fantasmales
tiene Manuel Vilas, a quien sigo en Facebook y por eso estoy al tanto
de sus andanzas y sus diálogos. Aunque las redes sociales y estas
cosas también están llenas de fantasmas: los de los vivos, los de
los muertos y los de los suplantadores. Sabemos que un falso Iñaki
Gabilondo ha conseguido 25000 seguidores en Twitter en pocas horas.
Son 25000 presencias espectrales, virtuales, persiguiendo un
espejismo. A Félix Romeo todavía lo tengo de amigo en Facebook
aunque lleva muerto casi dos años. Qué multiplicación de la
realidad, de la imagen, la sombra, el arte, la belleza, el horror, la
memoria y el engaño ha traído consigo la Red de redes. Vilas habla
con el Más Allá, y una, que es más modesta, habla con la Realidad,
pero a veces sospecho que son la misma cosa.
[Artículo publicado en el diario El Correo bajo el titulo "Recordar"]