lunes, 25 de marzo de 2013

Los sueldos de los ejecutivos o la belleza de los números



Existe un país en el que puede celebrarse un referendum y la ciudadanía aprueba un límite para los sueldos de los directivos, pero ese país no es España, desde luego no es Cataluña y tampoco es Euskalherria. España no es Suiza, aunque gran parte del dinero que nace en España muere en los bancos suizos, que son un mar con muchos ríos y afluentes y cuencas bancarias. Existe también un país que se embarcó en la economía de los servicios financieros y casi se arruina, incluso podemos decir que se arruinó, pero el gobierno escuchó las protestas ciudadanas, se convocaron elecciones y la gente votó a Jóhanna Sigurðardóttir quien, al frente de un nuevo gobierno, de coalición éste, puso en marcha un proceso de regeneración política y un saneamiento de las cuentas nacionales basado en la economía real. Islandia es especial, claro, es un país pequeño, dicen que “un país de vecinos”. ¿Será eso lo que quieren hacer los catalanes al organizarse como Estado independiente? ¿Podría ser más fácil para los países pequeños flotar en las aguas revueltas de esta nueva edad económica? Y si en una Cataluña independiente un puñado de banqueros (o de políticos, que son muy capaces) llevara el país a la ruina ¿terminarían entre rejas, como en Islandia?
Las respuestas siempre son menos que las preguntas. Las dudas no siempre coinciden con las preguntas. Ni las certezas con las respuestas. Los datos tienen una gran belleza, la misma belleza de las herramientas y del paisaje industrial. Son puros, son precisos. El diario El Correo ha publicado recientemente unos datos determinados: las ganancias de un grupo de altísimos ejecutivos españoles. Felipe Benjumea, presidente de Abengoa, cobró 4,8 millones en 2012; Antonio Brufau (Repsol), 4,89, millones; José María Entrecanales (Acciona), 4,5 millones; Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), 7,5; César Alierta (Telefónica), 10,27 millones en 2011 (no se tienen los datos del año pasado), Pablo Isla (Inditex), 20 millones también en 2011; Florentino Pérez (ACS) cobro, ese año también, 6 millones entre sueldo y pensión (poca cosa); Alfredo Sáenz (consejero delegado del Banco Santander indultado por el Gobierno en 2011) ganó 8,2 millones en 2012 (es decir, 23.000 euros al día); Rafael Villaseca (Gas Natural) sólo ganó 2,7 millones en 2012 y Francisco González (BBVA) 2,6. ¿No es bonito? Pero todos ellos, pobres, han visto congelado o reducido su sueldo. Dicen que los ejecutivos españoles son los los cuartos mejor pagados de Europa. Es un precioso panorama de cifras, pero todo es decirlas y se empiezan a llenar de sombras. Luego, en cuanto se juntan con otras cifras (sobre sueldos en general, pensiones, pobreza o trabajadores que no van a percibir nunca una pensión de jubilación) se manchan más y dicen cosas. Hablan y no callan. Parecen aves parlanchinas (de mal agüero).


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