EL TIEMPO
Un poema
(escrito antes de 2010, no sé cuándo)
El tiempo está empeñado en destruirme.
No es sólo que me empuje, como a todos,
hacia el final previsto, y no es sólo
que me vaya cambiando y consumiendo
como a todos consume;
también es que se esconde,
se burla de mis planes y navega
entre las cosas como un pez esquivo
traicionero,
que fuera al tiempo el pez
y el agua que lo lleva.
Se oculta y huye y pone en primer plano
la luz, la lentitud, el brillo, el aire,
de un momento que finge ser eterno,
el retorno sin fin de las acciones
que parecen perpetuamente ajenas
a su insidioso coto movedizo.
No me entero. Llego tarde a las citas.
Me parece que el tiempo debería
estirarse a medida del deseo,
adaptarse al reloj de la impaciencia,
quedarse quieto mientras se termina
todo lo inacabado y lo imperfecto.
Pero el tiempo no espera.
No espera y nos espera.
Como paciente cazador
el tiempo está emboscado.
Está empeñado en destruirme.
(escrito antes de 2010, no sé cuándo)
El tiempo está empeñado en destruirme.
No es sólo que me empuje, como a todos,
hacia el final previsto, y no es sólo
que me vaya cambiando y consumiendo
como a todos consume;
también es que se esconde,
se burla de mis planes y navega
entre las cosas como un pez esquivo
traicionero,
que fuera al tiempo el pez
y el agua que lo lleva.
Se oculta y huye y pone en primer plano
la luz, la lentitud, el brillo, el aire,
de un momento que finge ser eterno,
el retorno sin fin de las acciones
que parecen perpetuamente ajenas
a su insidioso coto movedizo.
No me entero. Llego tarde a las citas.
Me parece que el tiempo debería
estirarse a medida del deseo,
adaptarse al reloj de la impaciencia,
quedarse quieto mientras se termina
todo lo inacabado y lo imperfecto.
Pero el tiempo no espera.
No espera y nos espera.
Como paciente cazador
el tiempo está emboscado.
Está empeñado en destruirme.
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