martes, 4 de junio de 2013

Europa

Quién nos iba a decir que nos iba a preocupar Europa, y que hasta nos iba a doler, con el dolor que producen el IVA y la anemia de los salarios. Europa era un ente con relación al cual se votaba de vez en cuando y participaba menos de la mitad del censo electoral. Luego todo seguía su curso en esa constelación de bancos, países y burócratas donde parecía que la prosperidad estaba asegurada. Ahora Europa es uno de los nombres de la crisis, una de sus facetas peculiares, en parte por los bancos y en parte por los burócratas, por los partidos y por los clientes de los partidos, por lo que hace la política y por lo que deja de hacer. 

 Europa padece una enfermedad crónica originada en las mutaciones cancerígenas del capitalismo. Los críticos del proyecto europeo se quejaban de que era de los comerciantes. Nos hubiera ido mejor en la Europa de los comerciantes. Esta es de los poderes financieros, la ingenería financiera y la magia financiera que hace desaparecer el dinero en un punto del planeta y lo hacer reaparecer en otro instantáneamente, para perder por el camino los impuestos que todos los siervos de la gleba virtual (que es también el dinero) no nos podemos sacudir de encima. La Europa del Bienestar, con mayúscula, que era seña identitaria y prueba de la suspensión de hostilidades entre clases, se ha convertido en una pesadilla kafkiana, un enredo absurdo hecho a la medida del sentido del humor de no sé sabe qué divinidades postmodernas. 

Europa ha sido muchas cosas. Ha sido mito para darles a los pintores europeos la posibilidad de pintar mujeres desnudas y ha sido una guerra pavorosa que se reactivaba a lo largo de los siglos con creciente innovaciones técnicas. Ha sido Roma y el Sacro Imperio Romano-Germánico, el Danubio y el Sena, el Renacimiento italiano y el Tercer Reich, el encuentro de España con América, y luego, el drenaje de todo el continente hacia el mundo para drenar los recursos del mundo. Ahora Europa resuelve sus peleas en esa comunidad de vecinos que es la Comisión, bajo la férula de una gobernanta que guarda las llaves de la bodega en el corpiño o en el bolsillo del chándal. Europa ha anunciado de nuevo que va a combatir los búnkeres fiscales por los que se le va la fuerza y se desangra el mundo. En los búnkeres fiscales, hechos para que el capital se pueda mover a gusto y la justicia no pueda entrar, se filtra el dinero y se cocinan los productos tóxicos que arruinan al pequeño ahorrador. Los búnkeres fiscales consiguen que los ricos no paguen impuestos y que los países en desarrollo no se desarrollen. Los principales son dos: uno está en Manhatan. El otro es Londres. Es tener al zorro en el gallinero, sí, sólo que, en este caso, da igual después de todo que el zorro esté fuera o dentro.
(Publicado en el diario El Correo el 21 de mayo de 2013)

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