Las cosas nos rodean
como un segundo mundo natural y como una segunda naturaleza humana.
Las cosas proceden del mundo natural y, en última instancia, son
parte de él, puesto que todo procede del mundo natural, también lo
que distinguimos con el nombre de “artificial” porque sabemos que
es obra nuestra, aunque no consideremos que son artificiales los
termiteros ni los nidos ni las complejas habitaciones de la mangosta
africana, que sabemos que son obra suya. Las cosas pertenecen a ese
segundo sistema dentro del cual vivimos, que se incrusta en los
sistemas naturales y sobrevive cuando funciona como parte de los
mismos, mientras que, si va a la contra, se convierte en una poderosa
infección que acaba destruyendo al huésped junto con el anfitrión.
Lo que llamamos civilización consiste sobre todo en la
multiplicación de las cosas y lo que llamamos globalización es en
parte la gran danza de las cosas a través de los continentes, su
hibridación y fecundación, a veces su distorsión y su ruina.
Vivimos rodeados de cosas y dentro de las cosas. Grandes cosas dentro
de las cuales habitamos y pequeñas cosas que nos acompañan. Las
cosas son el material, la forma, la función y el tiempo. Vivimos
rodeados de cosas de otros mundos que estuvieron aquí, cosas a veces
muy antiguas, a veces remotas, con frecuencia no tanto. Hay cosas
jóvenes, muchas cosas recientes salidas del más poderoso sistema de
producción de cosas que ha conocido la humanidad, pero como el
tiempo social e histórico se ha acelerado tanto, estas cosas jóvenes
en seguida se vuelven viejas. Hay cosas que han viajado por el tiempo
de nuestra vida y cosas que han viajado por nuestro tiempo pero
vienen de distancias mucho mayores y nos traen mensajes de otra
humanidad. No es cierto que las cosas no tengan alma: las cosas son
el alma. En los objetos que produce cada civilización se ve el alma
humana, en general un alma colectiva. Más recientemente algunas
cosas nos han permtitido ver también el alma individual, que es un
invento relativamente nuevo.
viernes, 6 de septiembre de 2013
Una artista, dos proyectos en uno: Esperanza D'Ors y las sirenas que provocaron a Ulises.
Esperanza D'Ors tiene entre manos un proyecto que es dos proyectos: por un lado, el conjunto de esculturas que forman la parte princip...

-
Las cosas El bastón, las monedas, el llavero, La dócil cerradura, las tardías Notas que no leerán los pocos días Que me quedan, los naipe...
-
Hay tiempos malos, regulares y peores. Si son “malos tiempos para la lírica”, como escribió Bertold Brecht y cantó el grupo Golpes Baj...