lunes, 28 de octubre de 2013

Un banquero llamado Botín, un ministro llamado Montoro: queda inaugurado el comienzo del final de la crisis.

Lentamente, mientras el pasado se cubre del polvo y de tiempo, el futuro se descubre. El nuestro quiero decir, el que tenemos a la vista pero poco, poco descubierto aún. Hay un pasado que se olvida y un pasado que se descubre también, de lo lejos que está, como ese cráneo de casi dos millones de años que ha aparecido en Georgia y que va a reescribir la historia (el pasado) de la especie humana. En cuanto al futuro próximo, el único que podemos ver (un poco), no tiene buena cara, ya que su cara es la de Emilio Botín celebrando que España está en un momento “fantástico”.
Ya nos lo había anunciado el ministro Montoro: estamos saliendo de la crisis. Está claro que una gran corriente de combustible aporta su energía a las esferas donde habitan Don Emilio y el ministro Montoro, mientras que abajo, en los diferentes círculos del purgatorio y del infierno (que es donde come la crisis) todo es más oscuro y más pobre que antes. Hay gente que viaja para descubrir el mundo, pero todos vivimos atados al nudo de la perspectiva del tiempo. Es el viaje que nos lleva. Descubriremos un nuevo mundo, ahora que se anuncia el final de la recesión y los pastores del dinero, esa fuerza monstruosa que viaja por mares y continentes en forma de cardúmenes, tiran despacito de las cuerdas que sujetan la tela, el telón, el velo. El futuro lejano es un panorama al que no llega la vista, pero el futuro inmediato es una instalación de Christo y Jeanne-Claude, que hacían arte con enormes telas y con lo que cubrían las telas.
Cubrir y descubrir es lo que hace el tiempo, y es el ejercicio básico de prestigitadores en el que trabajan los amos del futuro que son, básicamente los amos del dinero, del coltán, del petróleo y sus derivados, del silicio y de las semillas genéticamente modificadas. La tela que cubría el futuro ha estado hecha, en los últimos años, con las nieblas y los astrosos cortinajes de la recesión económica, pero ha llegado el momento en que una fuerza oculta (la del dinero, oculto para la mayoría) tire de las cuerdas y se vaya descubriendo una pequeña parte del animal fantástico y mecánico que estaba detrás, debajo. Las piezas se han reorganizado y la máquina tiene una apariencia algo diferente. Hay menos estorbos para que los recursos fluyan desde los pobres hacia los ricos, de la esfera pública a la privada, como debe ser, claro que sí, como ha sido siempre desde que se inventaron las clases sociales, que se inventaron para eso. El Gobierno de España también está tirando de los hilos, de las cuerdas, destapando lo que va a quedar después de la poda y el encogimento general. Se ha inaugurado oficialmente la salida de la crisis, pero cuando las autoridades cortan la cinta y abren el telón lo que aparece detrás no es muy distinto de la crisis misma. Esta perspectiva es la que no tiene Don Emilio Botín, que lo tiene casi todo.

(Se publicó en el Diario El Corre el martes 22 con el título "Descubrimiento")

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