Los
ricos ejercen una gran fascinación sobre los pobres, como demuestran
las revistas que se leen en las peluquerías de los barrios donde la
Fortuna, esa diosa voluble pero no tanto, jamás derramó sus dones
con largueza. En cambio los pobres no suelen tener mucho interés
para los ricos mientras no les monten una huelga que afecte a sus
dividendos y otros beneficios, o una revolución que ponga el orden
social patas arriba. El banco suizo Julius Baer ha promovido un
estudio para averiguar cuánto dinero hay en Europa y cómo está
repartido, cosa que no nos sorprende tratándose de un banco. En la mayoría de los medios
que informan sobre este estudio se difunden ciertos datos sobre los
ricos europeos y sus riquezas, mientras que los pobres europeos y sus
pobrezas no merecen demasiada atención. Sin embargo, el mismo
informe nos cuenta que España es el país de Europa en el que las
familias han perdido más riqueza desde que empezó la crisis, y
cada vez que explica el reparto de la riqueza europea describe
asimismo el reparto de la pobreza, que es mucho más extenso, ya que
cuanto más se concentra la primera más se extiende la segunda.
Desde
2007 para acá, las familias españolas son un 28% más pobres; las
griegas, un 23%. Las de Luxemburgo, Suiza, Austria o Alemania no son
más pobres, sino al revés. En conjunto la Unión Europea tiene más
pasta ahora que antes de la crisis, pero la Estrategia Europa 2020
adoptada por el Consejo Europeo en 2010 no se va a cumplir. Para 2020
deberíamos tener en Europa 20 millones de personas menos en riesgo
de exclusión social. De hecho, hemos añadido nueve millones, con la
inestimable aportación de España, que supera la media europea.
La
pobreza es en realidad un mundo variado y lleno de matices. Con la
pobreza severa, la inocultable, la terrible, conviven la pobreza
digna, la pobreza vergonzante, la que no tiene conciencia de sí
misma, la moderada, la intermitente, la flexible, la relativa, la
actual, la potencial, la indigencia cultural, la miseria vital, la
pobreza resignada, la pobreza desesperada y algunas otras. Entre los
países europeos, los que podrían repartir más dinero por cabeza
son Luxemburgo, Suiza y Bélgica. España está en el número 12 (por
debajo sólo tiene a Portugal, Eslovenia, Grecia y Eslovaquia).
Tampoco nos importa mucho, pues aunque tuviéramos más riqueza para
repartir ya sabemos que no se repartiría. Entretanto los pobres de
solemnidad se reparten por las aceras. Que Amancio Ortega, el dueño
de Inditex, encabece la lista de los super ricos de Europa, también
llamados magnates, potentados y cosas así, no nos consuela. España
es el país de los toros negros y las tarjetas negras, pura trama y
puro pasadizo. Así no vamos a salir de pobres, pero algunos se han
hecho ricos y otros más ricos todavía.
Este artículo se publicó el 7/10/2014 en el diario El Correo, edición impresa