Oigo
voces. Pongo la radio y oigo voces, pongo la tele y oigo voces, leo
los periódicos, los tweets de mis amigos, y una voz los lee en mi
cabeza. La voz de mi cabeza lee las lineas de su monólogo interior.
La blogosfera está llena de opiniones; las páginas de información,
llenas de declaraciones. Cristiano Ronaldo ha dicho que en la vida
hay cosas más importantes que el dinero, pero mi voz interior ha
replicado que sin duda las hay para él, puesto que el dinero no es
algo por lo que tenga que preocuparse. Javier Cercas ha dicho que el
derecho a decidir es un engaño urdido por una minoría para imponer
su voluntad a una mayoría, y he pensado en los lugares donde te
parten la cara si sueltas esa frase, así que igual tiene razón
Javier Cercas, y eso lo digo yo que no estoy para nada en contra de
los referendums o referenda o como se diga. Ahora que la “vía
catalana” suena más que la Vía Láctea y por supuesto mucho más
que la Vía Apia, hay voces en el País Vasco que inauguran un viejo
camino. «Con toda la humildad, pero alto y claro, trasladamos el
llamamiento a emprender la 'vía vasca' porque nuestro pueblo lo
pide» ha dicho Pernando Barrena. Pernando Barrena oye “la voz del
pueblo”. A ver, oir ciertas cosas no está al alcance de todo el
mundo. Quizás los emperadores de la antigüedad oían la voz del
pueblo romano y es sabido que Hitler oía la voz del pueblo alemán,
pero un político corrientito sabe lo que le dicen las encuestas, las
peticiones con recogidas de firmas y los resultados de las
elecciones. Las voces que yo oigo son menos épicas. Aparte de
escuchar esa voz que siempre va conmigo (algo así decía Antonio
Machado) escucho lo que la gente dice en la parada del autobús, lo
que dicen los muertos que dejaron algo escrito y publicado, lo que
dice Rajoy cuando dice algo, lo que dice Rubalcaba sobre la solución
federal, lo que dicen que dirá la Troika (uy, qué miedo), lo que
dicen que dice la juez Alaya, lo que dicen Urkullu, Ortuzar y López
después de firmar el pacto entre el PNV y el PSE para asegurar la
gobernabilidad de Euskadi, lo que decía el periodista Manu Álvarez
ayer cuando escribía que “la reforma fiscal que han pactado (...)
PNV y PSE da un tajo a las aportaciones a los planes de pensiones, a
la deducción por adquisición de vivienda habitual, a los
rendimientos obtenidos del ahorro, a la exención de las
indemnizaciones por despido y a la deducción para los mayores de 65
años (…) Pero, sin embargo, no hace ni mención a la posibilidad
de retocar el régimen especial que tienen los políticos vascos, que
deducen de su base imponible la totalidad del dinero que entregan a
sus partidos.” Oigo todas estas voces y muchas más. Son
demasiadas. Hasta oigo a mi ordenador leyendo “Abril es el más
cruel de los meses” en inglés, con acento británico. Y ni
siquiera estamos en abril.
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