POSTALES Y OTROS PLAGIOS




ESTE ARTÍCULO SE PUBLICÓ EN EL DIARIO EL CORREO EN VÍSPERAS DE LAS NAVIDADES DE 2023. EL TEMA ES PERFECTAMENTE ACTUAL

Se acerca la Navidad, y aquí estoy, pidiéndole a Image Creator que me haga postales navideñas. No voy a decir que las he hecho yo: las ha hecho una IA siguiendo unas pocas instrucciones. El resultado es espectacular y, al tiempo, muy limitado.

Hay quien le pide a una Inteligencia Artificial Generativa que le haga textos, poemas y deberes de mates. Hay también un cierto riesgo de creer que lo que hace el programa lo hacemos nosotros mismos. Los seres humanos tenemos una gran habilidad para autoengañarnos y engañarnos unos a otros (conducta que debe presentar alguna ventaja evolutiva, pero que también tiene sus problemas). Es posible que un plagiario llegue a creer que la obra que copia sea suya. Conozco un supuesto poeta que tomó un poema de otro autor (es tan fácil copiar y pegar desde la Web), cambió unas cuantas palabras por otras, empeorando notablemente el texto, y lo publicó como suyo. Llama la atención la falta de creatividad del plagiario y su escaso amor por el acto creativo en sí. La experiencia renovada y placentera de búsqueda y expresión, de construcción y esfuerzo y hallazgo, el aprendizaje, el diálogo de la mente con el mundo y consigo misma que anima el acto creativo, todo eso no le importa: importa solo la creación del autor como beneficiario de un negocio y de un (menguante) prestigio, como personaje público y como marca.


La gran expansión de las redes sociales ha facilitado la expansión de este trabajo de fabricación y difusión de autores. Su obra puede ser buena o mala, insignificante, anodina o irrelevante, eso es lo de menos. Las mismas redes han asentado el modelo del individuo como marca que debe dedicar más tiempo a su imagen que a su obra, más a su propia promoción que a su trabajo creativo. Al fin y al cabo, las empresas saben crear la demanda junto con el producto. Así, las redes se alimentan de millones de candidatos o pequeños autores empeñados en alcanzar ese “sueño” que alguien soñó por todos nosotros y luego nos legó como una herencia envenenada.

Internet vive del trabajo gratuito de las personas que compiten (todos contra todos) por llegar a ser eso que les dicen que pueden ser con solo desearlo y trabajar duro. Pero no hay suficiente éxito para tanto aspirante. 2023 ha sido el año de la inteligencia artificial generativa. Chat GPT salió al mundo a finales de 2022 y luego hemos visto un boom que se ha expandido por diferentes webs y plataformas.

El alma plagiaria se alboroza como los pastorcillos ante el portal de Belén y firma las postales que ha hecho un bot. Las inteligencias artificiales generativas pueden ser nuestros ayudantes o nuestros sustitutos. Cuanto menos valor tenga la creatividad humana y más valor tenga el producto (no la obra), más cerca estaremos de la segunda opción.




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