Calor

Con el mucho calor el cuerpo se cansa y el cerebro se cansa, que por algo es parte del cuerpo. El cuerpo social también se cansa, va más lento, pero su aptitud para la adaptación se ha visto perjudicada por una mecánica social cada vez más desconectada de la naturaleza. Seguir enviando a la gente a trabajar en la calle durante una ola de calor es una inercia que se paga cada año con algunos muertos. De momento, son sacrificios que los responsables de que esa gente trabaje esos días en esas condiciones están dispuestos a hacer. Por otra parte, el mercado turístico ha impuesto un modelo de vacaciones activas, incluso podríamos decir que productivas. Las vacaciones hay que trabajarlas yendo de un sitio a otro (bajo un sol matacabras si es preciso) para completar el cupo de visitas, avistamientos, actividades, experiencias y fotos. A menudo en las tórridas ciudades monumentales las únicas criaturas ambulantes son los turistas, aunque hay algunos que han aprendido a salir solo de noche. Hay quien identifica el calor con el placer veraniego por una costumbre tan arraigada que sigue acudiendo a playas, chiringuitos y piscinas sin encontrar obstáculo en los 40 grados que marca el termómetro. Los niños son, en general, incombustibles una vez que alcanzan cierta edad, mientras que los mayores de 75 han protagonizado siempre más del 80% de las muertes atribuibles a las altas temperaturas.
El mesde junio de 2025 ha sido el tercer junio más dañino de los últimos 10 años en cuanto a calor mortal; el segundo fue el de 2022, mientras que en lo alto del podio está el de 2017, cuando la atmósfera sobrecalentada fue inmediata responsable de llamar a la Parca en 1000 ocasiones. Las olas de calor son ahora cinco veces más probables que hace cinco décadas y las aguas del Mediterráneo están seis grados por encima de lo que solía ser su temperatura en esta época del año. No es de extrañar que las DANAS se hayan vuelto más intensas y frecuentes y que todos los políticos estén trabajando como posesos (“dejándose la piel”) para adaptar el país a los fenómenos extremos y los veranos implacables. Los políticos, ya saben, siempre pensando en las cosas importantes y en las vidas de la gente...